viernes, 26 de abril de 2013


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Desde pequeños nos venden que la familia es una institución, que es sagrada, que es intocable y que nada puede pasarte dentro de ella.
¡MENTIRA!
En algunos casos, por desgracia, no es así.
Un alto índice de abusos sexuales en la infancia son cometidos en la propia familia del niño.
¿Que hacen estos niños?
Callar, callar y esconder.
Callar y sufrir.
Callar y temer
Tu vida cambia, tu crecimiento emocional se estanca o desvirtúa por esos sucesos.
Incredulidad de ver, de sentir que no hay ayuda, que toda esta gran falacia que te han vendido de lo que debe ser una familia, no es tal.

Cuando creces, te haces adulto, sigues estigmatizado por esos abusos y sus consecuencias y "la familia" sigue poniéndote zancadillas, para no perder la costumbre.
Te las pone la familia, te las pone la sociedad.
Es un tema marcado por el tabú, por los honores perdidos, por el a mi no me pasara y callemos para no mancillar el buen nombre familiar.

Te das cuenta con tristeza que el mundo, que lo que creías era tu mundo, se desvanece de un plumazo cuando buscas ayuda en los que tienes cerca y no la encuentras. Las manos se retiran, te dejan solo y si pueden, te hunden más.
Abrir los ojos a la realidad es duro, pero te hace mas fuerte para la lucha.

¿Donde están todas estas familias, estas instituciones sagradas con las que se supone crecemos?
¿Donde están cuando les explicas, armándote de valor, lo que te ha sucedido, como te sientes por ello, todo el dolor que has sufrido?
¿Donde están?
¿Porque se esconden y te llaman mentiroso/a cuando hay que afrontar y escuchar la verdad?

¡NO ESTÁN PORQUE DESAPARECEN!

 CADA ABUSO QUE EVITAMOS ES UNA VIDA QUE SALVAMOS.

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