Esta problemática pasa desapercibida, según informe. 70 mil personas son víctimas de este flagelo.
Colombia es un país de origen, tránsito y destino de las distintas modalidades de trata de personas, flagelo que, según un informe de la organización no gubernamental Women's Link Worldwide presentado este viernes en Bogotá, pasa desapercibido en el país.
El documento titulado ‘La trata y la explotación en Colombia: no se quiere ver, no se puede hablar’ se basa en un informe realizado en las regiones colombianas del Eje Cafetero y del Valle del Cauca.
El informe cita que, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), unas 70.000 personas son víctimas de la trata de personas cada año en Colombia.
Los investigadores recabaron la información en 18 entrevistas con organizaciones civiles y líderes sociales y convocaron cinco grupos focales en los que participaron 130 mujeres, niñas y adolescentes y entrevistas individuales con víctimas de la trata y explotación de personas.
El documento expone que las mujeres y niñas tienen mayor posibilidad de ser víctimas de este delito y agregó que la situación económica y la afectación del conflicto son determinantes para quienes son vulnerables a este delito.
Algunas mujeres o niñas buscan mejores opciones laborales y las redes de trata y tránsito de personas las utilizan para actividades relacionadas con el cuidado de personas, actividades domésticas y como "proveedoras sexuales".
El informe añade que según la investigación y los reportes revisados, Colombia es un país de origen para mujeres y niñas que son trasladadas a países de Europa occidental y del Este, de Asia, Centroamérica, Suramérica, el Caribe y Estados Unidos.
De hecho, se trata del segundo país de origen de víctimas de trata de personas por detrás de Brasil, según la Fiscalía General de la Nación de Colombia.
Por su ubicación geográfica, en el punto más septentrional de Suramérica y bañado por los océanos Pacífico y Atlántico, Colombia es un país de tránsito para víctimas que proceden de otros países suramericanos y africanos, con destino a Europa y a Estados Unidos.
También destaca un fenómeno del tránsito de personas de origen chino hacia Estados Unidos. Como país destino de trata de personas, Colombia recibe sobre todo mujeres y niñas ecuatorianas, en su mayoría indígenas y adultas para ser explotadas en trabajos de toda índole.
Los grupos armados colombianos también reclutan niños y niñas de Ecuador para integrar sus filas, mientras otros particulares también toman a menores indígenas de ese país con fines de explotación laboral y sexual en Colombia.
En la zona del Eje Cafetero, que comprende los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, la trata de personas se convirtió en una práctica frecuente de las economías familiares y tiene habitualmente fines de explotación sexual, aunque también se registran objetivos laborales, de mendicidad ajena y "matrimonio servil".
Esta modalidad se ha registrado también entre las víctimas del Valle del Cauca, en donde son reclutados también para trabajar en el servicio doméstico y para cometer delitos que incluyen el tráfico de armas y drogas, incluidos menores de edad.
Según el informe, las rutas de la trata trasnacional han dejado de llevar en el pasado a las mujeres vallecaucanas a Aruba y a Holanda para trasladarlas hasta Panamá, España, Italia, Japón, Perú, Argentina, Chile, Bolivia, Japón, Indonesia, Corea del Sur, Ecuador, y Guatemala.
En Colombia también hay trata interna de personas, según la OIM sobre todo procedentes de los departamentos de Bolívar, Antioquía, Córdoba, Valle, Quindío y Bogotá, con destinos como la capital colombiana, Amazonas, Magdalena, Meta, Bolívar, Nariño, Norte de Santander y Antioquía.
El informe destaca que aunque Colombia ha desarrollado un marco constitucional sólido para prevenir este flagelo, falta reglamentar la Ley 985 de 2005, así como crear conciencia sobre este delito pues la trata interna de personas es invisible, hay "poca identificación de víctimas de esta modalidad" y "un mínimo número de casos investigados y sancionados".
EFE