viernes, 16 de diciembre de 2011

PIDE PERDÓN EL ESTADO MEXICANO


“Acto de perdón no pone fin a mi demanda de justicia”

Valentina Rosendo exige castigo para militares agresores


Por Anayeli García Martínez

México, DF, 15 dic 11 (CIMAC).- “Sigo con la frente en alto, con dignidad de mujer indígena. Estoy orgullosa de mí por ser quien soy. Mujeres, luchar es seguir adelante, es romper la cadena de la impunidad”, afirmó Valentina Rosendo Cantú al aceptar las disculpas públicas que esta mañana le ofreció el Estado mexicano.

“Las disculpas están aceptadas”, así con una frase contundente y con una tímida alegría en su rostro Valentina respondió al discurso que minutos antes pronunció el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, quien a nombre del Estado mexicano le pidió perdón por no protegerla ni garantizarle justicia.

Ante un auditorio repleto de medios de comunicación, activistas sociales, académicos y representantes de organismos internacionales como Amnistía Internacional y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y frente a la familia de Valentina, el funcionario reconoció que ella fue víctima.

“A usted, y a su hija, les extiendo las más sinceras disculpas por los hechos ocurridos hace más de una década en los que resultaron gravemente lesionados sus derechos”, dijo Poiré a Valentina, quien a los 17 años de edad fue violada sexualmente por soldados del Ejército mexicano en el estado de Guerrero, quienes a la fecha no han sido castigados.

Desde el 16 de febrero de 2002, cuando ocurrieron los hechos, Valentina tocó puertas sin encontrar justicia. Acudió a denunciar y lo único que encontró fue la indiferencia y cerrazón de autoridades civiles y militares que la hicieron ir de un Ministerio Público a otro sin darle certeza de que hacían una investigación eficaz.

En su peregrinar por justicia y acompañada por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y por el Centro por la Justicia y el Derechos Internacional (Cejil), ella tuvo que recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, organismo autónomo de la OEA, la cual emitió una sentencia a su favor.

La resolución del alto tribunal fue emitida el 31 de agosto del 2010 y publicada el 1 de octubre del mismo año. A poco más de un año del fallo de la Corte, un grupo de funcionarios se reunieron para pedirle perdón. “A lo largo de nueve años de resistencia, de alzar la voz, esa verdad llegó hasta aquí”, dijo Valentina.

Con cierta inseguridad, ella dio la bienvenida en su lengua materna, el tlapaneco, con la esperanza de que su mensaje llegara a toda la comunidad de Acatepec, Guerrero, a toda la zona montañosa de ese lugar donde fue violada y donde la gente la llamó “mujer mentirosa”.

Congregados en el Museo Memoria y Tolerancia de esta ciudad, la primera en hablar fue Omeheira López Reyna, titular de la Unidad de Promoción y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, quien leyó los puntos de la sentencia y reafirmó el compromiso de las autoridades mexicanas por cumplirlos.

Le siguió la procuradora social, Sara Irene Herrerías, después la procuradora general de la República, Marisela Morales, el director de Tlachinollan, Abel Barrera, y el secretario de Gobierno de Guerrero, Humberto Salgado; todos ellos pronunciaron discursos a favor de los Derechos Humanos.

Sin embargo, el que estuvo presente y no pronunció una palabra fue el director general de Derechos Humanos de la Secretaría de la Defensa Nacional, el general Rafael Cazares Ayala. Pero para Valentina lo más importante fue la presencia de su familia, su hija, sus padres y hermanos.

Aunque escuchó atenta las palabras de Marisela Morales, quien en un momento del evento se le acercó y le tomó la mano para asegurarle que continuarían con la investigación hasta encontrar a los responsables, la indígena advirtió que el acto de perdón no significa el fin de su lucha por la justicia, sino que sólo es un paso más en el largo camino que le queda por recorrer.

Previamente la titular de la PGR dijo en su discurso: “He instruido que se lleve a cabo la indagatoria con total exhaustividad y transparencia frente a la víctima, ofendidos del delito y representantes legales con libre acceso al expediente y la conformación de un plan conjunto de trabajo”.

La procuradora aseguró que la investigación, que actualmente se encuentra en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), se realizará sin revictimizar a Valentina y con perspectiva de género y etnia.

Cabe señalar que el pasado 12 de agosto la investigación que estaba en la jurisdicción castrense fue remitida a la PGR y, a decir de Marisela Morales, el pasado 20 de septiembre el caso llegó a la Fevimtra.

“Lo que sigue es la investigación”, indicó Valentina. Reconoció que, como lo dijo Abel Barrera, “alzar la voz contra los abusos militares no es sencillo”, por eso la importancia de que un funcionario de alto nivel –aunque hubiera preferido la presencia de Felipe Calderón, acotó la indígena–, aceptara que el Estado fue responsable y se comprometiera a reparar el daño.

Poiré señaló: “El Estado no la protegió ni le procuró justicia, hoy el Estado mexicano reconoce su responsabilidad y actúa en consecuencia. Y a sabiendas que parte de su sufrimiento es irreparable, esperamos que para usted, para la pequeña Jenny y su familia, este acto se traduzca en una mínima expresión de justicia”.

Finalmente Valentina, quien fue reconocida como visitante distinguida del museo Memoria y Tolerancia, dijo que hay que pensar en lo que sigue y que espera que pronto las autoridades también le pidan perdón a Inés Fernández Ortega, otra indígena violada en 2002 por soldados mexicanos.

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